lunes, 25 de abril de 2011



El síndrome de Down es una anomalía asociada por la presencia de un cromosoma extra del par 21 en las células del organismo, y no una enfermedad como algunos se creen. Por eso también se le es llamado trisomía en el cromosoma 21.

El síndrome de Down fue dirigido por el señor John Langdon Down en 1866, aunque la anomalía cromosómica fue identificada por el profesor Jeróme Lejeune en 1959, pero no es hasta los años 70 cuando aparece la educación especializada, ya que antes eran tratados como bichos o monstruos de otro planeta, llegando incluso a encerrarlos en los sótanos de las casa como si se tratase de una bestia.

Esta anomalía cromosómica origina alteraciones del desarrollo y funcionamiento de diversos órganos. Siendo la afectación del celebro la causa de la discapacidad intelectual. Sin embargo la intensidad con que se manifiesta estas alteraciones es altamente variable de una persona a otra.

La frecuencia de aparición de síndrome de Down oscila alrededor de uno por cada novecientos nacimientos vivíos. En España hay alrededor de 32.0000 personas con síndrome de Down, lo que ha hecho que se les considere como un colectivo. Obteniendo de esta manera fuerza para que se les tengan reconocidas cada una de sus necesidades, tanto psíquicas como físicas y motoras. Paliando o aliviando muchas de éstas, con la aparición de buenos programas de salud, llevados a cabo por asociaciones como por ejemplo ASEDOWN, como pudimos ver durante la exposición de nuestros compañeros.

Al mismo tiempo la esmerada atención psicoeducativa, que se inicia a partir del nacimiento, permite descubrir y desarrollar las múltiples capacidades que las personas con síndrome de Down poseen en las distintas áreas de la actividad humana.
De este modo en la actualidad, las personas con dicha anomalía, son capaces de alcanzar la plena integración en todas las áreas de la vida: en la familia, en la escuela ordinaria, en el mundo del trabajo, en el deporte, en las artes y en la vida social, aunque aun queda mucho por recorrer, ya que la escasez de recursos sigue estando presente en nuestra sociedad.

Por tanto lo que nos ha quedado claro tras la exposición, es que a estas alturas una adecuada atención afectiva, educativa y social, aplicada desde los primeros momentos sobre estos niños, va a influir decisivamente en el desarrollo de sus potencialidades, generalmente subestimadas por nuestro entorno social. Vivimos en un momento de cambios y mejoras en lo que respecta a la sensibilización ante el Síndrome de Down desde muchas perspectivas, entre ellos medico-científica, lo cual se está traduciendo en que estas personas disfruten cada vez mas, de una buena salud y una vida mas larga y feliz.

Y para concluir me gustaría terminar, definiendo al síndrome de Down, desde mi experiencia personal con el colectivo, como una forma singular y determinada genéticamente de ser y estar en el mundo, de las que llamamos “normales” tienen mucho que aprender.

“las persona con Síndrome de Down es un beneficio para todos, porque nos aporta y promueve valores que hacen a la sociedad mas digna de llamarse humana”
¡SU EXCLUSIÓN ES NUESTRO FRACASO!

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